En la búsqueda de un lugar sustentable y agradable donde vivir
Muchas veces encontramos ejemplos que nos gustaría imitar, siempre y cuando produzca satisfacción o que nos lleve a sensaciones, que de una u otra manera, provoquen placer. Y es probable que para eso haya que buscar en lugares o elementos o lo que sea que necesitemos para cada momento de la vida. Lo que hoy satisface tiene sentido, pero puede que para mañana ya no sea sustentable, ni agradable.
Hablar de mejorar la imagen urbana tiene algo de responsabilidad, por no decir que mucha o toda, la que un ser humano es capaz de entregar. En este caso la imagen no es otra cosa que una representación ideal de lo que podría ser mejor para una ciudad, y quedarnos con esa idea o figura, tal vez no alcance. Es más, llegar a esa imagen, además de responsabilidad, implica trabajo en conjunto.
Se puede comenzar por las calles
Como en los Países Bajos, que desde hace años viene trabajando en un proyecto de calles de plástico. Que se armen como si fuera un juego de piezas donde construyes casas o autos o aviones con los niños. Y qué significativo es esto, desde la niñez y desde hace años, se pretende que la enseñanza inculque la mejora constante de la vida, al punto que hasta un juego hoy puede ayudar a una ciudad a sobrevivir.
Es que los Países Bajos, tienen problemas de agua. No por la falta, si no porque el nivel del mar aumenta tan rápido que la infraestructura del país no puede soportar. Casi la mitad de la superficie del territorio está a nivel del mar o por debajo. Y una empresa encontró la forma de aportar dos soluciones, ayudar al medioambiente reciclando y haciendo carreteras de plástico.
Esta es una idea maravillosa si se tiene en cuenta la cantidad de problemas que puede solucionar. Tienen inundaciones frecuentes que afectan a casas hechas con pilotes de madera, donde es conocido cómo afecta el agua a la madera. De alguna manera a alguien se le va a ocurrir algo más, pasa que éstas ideas necesitan años de desarrollo. Es necesario apurar el tranco.
Una caseta para la vida
O como quieras ver tú esta parte de la historia en Ciudad Bolivar, Colombia. Hacen una convocatoria para que los habitantes presenten proyectos para un programa de presupuestos participativos que ayude a cuidar de la ciudad. En la mayoría de los casos pensando en mejorar la imagen y adaptarla a los tiempos que corren.
Este año, un joven reciclador que vive en las calles y trabaja con residuos fue el ganador, se llama Luis Alfredo Muñoz, es un habitante de la calle y trabaja allí desde los quince años. Pasó de todo, lo que te puedas imaginar y más, aún así tuvo la idea de hacer casetas de plástico para que las personas sin techo tengan resguardo donde dejar lo que recolectan y clasificarlos, logrando orden en la ciudad.
Eligieron su proyecto porque provoca algo, no solo contribuye a la imagen sino que ayuda a la gente. Y ni hablar de Luis, a quien le gusta escribir, le dicen poeta. Tuvo que superar la timidez para hablar en público, las adicciones le provocaron una vida miserable hasta que encontró la forma de salir, trabajar y escribir, algo que le provoca satisfacción. Y seguro le traerá más premios.
Historias, muchas
Y si, de historias vive el hombre, decía mi abuela, pero creo que se refería a otra cosa. Sin embargo, alguien nos va a juzgar si no aportamos nada que quede para el futuro, o que al menos los que vienen detrás lo terminen al considerar que es una buena idea. Y hay muchas, claro que sí, desde la Cámara de Recuperadores y Ventas de Autopartes también.
No se trata solo de ganar dinero, sino de contribuir a una sociedad más justa, que viva en ciudades sustentables con capacidad de reciclado y mejor manejo de la basura ambiental. Las críticas siempre van a existir, es decir, cualquiera puede hablar y decir lo que quiera, para eso tiene boca y respira en libertad, pero si no contribuye a mejorar la imagen de la ciudad es mejor callarse.
CARVA, está compuesta por socios que en sus negocios tienen capacidad para recuperar, reciclar y reutilizar repuestos, es probable que esto ya lo sepas. Pero también, tiene ideas brillantes para hacer algo más con esos plásticos de automóviles que llegaron al final de su vida útil. Ya no sirven para el vehículo, pero vuelven a la sociedad transformados.
Y a quién no le gusta ver algo que una vez una cosa y hoy tiene otra forma y que además ayuda a embellecer ciudades y aporta valor a la sociedad. Todo es posible, a partir de la toma de conciencia, y desde CARVA eso es posible. Unos de sus valores fundamentales es el cuidado del medio ambiente, y sus socios lo saben y comparten en total sentido comunitario.
Una botella en la ruta
Puede ser el título para una canción (para pensarlo), sin embargo, es una historia repetida. Autos que dejan caer algo que ya no les sirve, bueno, las personas que van dentro, se descuidan y tiran basura en la ruta. A Leonardo, ingeniero industrial, cuando era niño, en un viaje su mamá paró el auto y le hizo caminar cien metros para recoger lo que había tirado por la ventana, eso lo marcó para toda la vida.
Ganó un premio de ciento veinte mil pesos en la ciudad de Buenos Aires y fundó con otro amigo una cooperativa, Re-Accionar. Se dedica al tratamiento del poliestireno para fabricar elementos para la industria, comercio y otros empresas. Esto genera dinero, y empleo, también. De alguna manera todo viene relacionado.
Este tipo de emprendimiento tiene la posibilidad de crecer siempre, el poliestireno está en todos lados. Tener la sustentabilidad como bandera te permite pensar en:
- Superar la capacidad de reciclado con la que comenzaste.
- Ampliar los espacios de trabajo.
- Crear muebles y todo lo que imagines, y comercializarlos.
- Conseguir alianzas con empresas que tengan el mismo interés sustentable.
- Mejorar la imagen de la ciudad.
- Crear más empleos.
Conclusiones
En la Argentina existen personas que crean empresas que quieren un país mejor. No solo porque quitan la basura de las calles, sino porque tienen ideales mayores que limpiar lo que otros no pueden desde sus escritorios.
Trabajando en las fábricas, en las empresas, pequeñas, medianas o desde tu casa misma, estás haciendo algo para que otras personas tengan una razón de vivir. Crear empleos en la Argentina hoy día es una obligación, más que una idea altruista. No estamos en épocas de regalar trabajo, sino de contribuir enseñando, promoviendo y apoyando.
Más personas como Luis o Leo, o los socios de CARVA, tienen intenciones de hacer «algo más», y que perdure, provoque y sume voluntades para tener una sociedad mejor, y sin dudas, la imagen de todas las ciudades va a mejorar. Ni hablar de sus habitantes que tienen la libertad de elegir y decidir hasta dónde quieren llegar.